En sus orígenes, este campo prosperó como un importante productor de vino país, cultivando viñas y majuelos que adornaban el paisaje. La casa patronal, con su imponente presencia, servía como el corazón de la actividad, albergando en su bodega dos lagares de roble donde se llevaba a cabo la tradicional refriega de la uva.

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Con el transcurso del tiempo, el Fundo El Vergel se transformó, incorporando un próspero sector frutícola conocido como "La Quinta", así como extensas áreas de potreros y bosques. En la actualidad, estos espacios se han enfocado hacia la preservación y conservación de la naturaleza, honrando y protegiendo las vegas, humedales y especies arbóreas nativas que abundan en la región.